mi cabeza era un campo de batalla,
pero no había muertes ni llantos.
Verte entrando y solo poder sonreír,
dejarme llevar, por cada roce,
sentir tu mano cerca de la mía.
Mirarte a los ojos,
mientras reposas sobre mi hombro,
eres preciosa...
Sentir tu mano cerca de la mía,
no poder resistirme y rozarla,
coger tu mano y acariciarla.
Sentir tu calidez,
tu cabeza al lado de la mía,
que precioso es ser un niño.
Un niño que nunca quiere crecer...
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